Por: Dahiana Mèndez Montero
Politologa Analista
La participación ciudadana en la República Dominicana es esencial para fortalecer nuestra democracia. Tanto la Constitución como la Ley 176-07 destacan su importancia para garantizar la transparencia, la rendición de cuentas y la legitimidad en la gestión pública. Sin embargo, en la realidad cotidiana, muchos dominicanos enfrentan desafíos significativos que obstaculizan una participación efectiva.
Uno de estos desafíos clave es la falta de educación cívica. Esta carencia impide a muchos ciudadanos conocer sus derechos, los mecanismos para participar en decisiones públicas y los impactos reales de su involucramiento. Además, la desconfianza hacia las instituciones públicas, exacerbada por casos de corrupción y poca transparencia, alimenta una percepción de que la participación no produce cambios reales, perpetuando la apatía y la falta de compromiso.
Además de las barreras educativas y de confianza, existen limitaciones físicas, tecnológicas y económicas que restringen la participación, especialmente en áreas rurales donde el acceso limitado a internet dificulta la consulta y deliberación en plataformas digitales.
Para superar estos desafíos, es crucial fortalecer la educación cívica desde las escuelas, asegurando que los jóvenes comprendan sus roles en la democracia y cómo pueden influir positivamente en las decisiones públicas. Además, fortalecer la transparencia y la rendición de cuentas en las instituciones públicas es fundamental para reconstruir la confianza ciudadana. La publicación de datos gubernamentales y la implementación de plataformas de vigilancia ciudadana pueden empoderar a los ciudadanos al demostrarles que su participación tiene un impacto real y tangible.
Construir una cultura de participación va más allá de estructuras formales; implica fomentar valores de colaboración y responsabilidad social. Campañas de sensibilización, talleres comunitarios y la integración de la ciudadanía en los procesos de diseño y evaluación de políticas públicas son pasos cruciales hacia este objetivo.A pesar de los desafíos, la participación ciudadana ofrece oportunidades transformadoras para la democracia dominicana. Al educar a nuestra población, fomentar la transparencia, aprovechar la tecnología y cultivar una cultura de participación, podemos construir una sociedad más justa y una democracia más robusta. Es responsabilidad de todos, desde los líderes públicos hasta cada ciudadano, trabajar activamente para construir un futuro mejor para nuestro país. La participación ciudadana no es solo un derecho; es el camino hacia el desarrollo y el motor que impulsa una democracia vibrante.